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De “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro”

Sobre la relación entre los individuos, las clases y la abolición de clases

Nota de la redacción: A continuación la tercera entrega del texto de una charla que dio Bob Avakian, “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro”, ante un grupo de miembros del partido en la primera parte de 2008. Se ha revisado y se le ha agregado algunas notas en preparación para su publicación.

Primero, quiero tratar un aspecto importante de nuestro entendimiento de lo que es la esencia del capitalismo y qué relación éste tiene a ciertas teorías filosóficas y político-económicas sobre lo que es el capitalismo y lo que es la sociedad. Uno de los aspectos más importantes y fundamentales —uno de los aspectos delimitantes— del capitalismo es, como señaló Marx, la separación histórica de las masas de productores de los medios de producción. Esta separación tiene mucho que ver con cómo entendemos el papel de clases y de los individuos — y la relación entre los individuos y las clases. He aquí una cita muy pertinente de America in Decline (de la página 30): “La separación violenta [nótese: la separación violenta] de los productores inmediatos de los medios de producción constituyó la base social del rápido desarrollo del capitalismo en partes de Europa”1 . Esto es cierto históricamente y en relación al surgimiento del capitalismo en Europa, pero también es importante reconocer que esto sigue siendo un componente esencial del desarrollo del capitalismo en la época del imperialismo y en esta época, más que nunca, toma lugar a escala mundial — y en esta fase particular de la época imperialista, toma lugar sobre una base aún más globalizada.

Aquí lo que quiero tratar —volviendo al punto sobre las clases, los individuos y la relación entre los individuos y las clases— es que, aun con respecto a la búsqueda de los intereses propios de parte de los individuos (que es una buena parte de la “forma externa” en que se dan estas cosas en una sociedad dada y en particular en una sociedad capitalista) es de importancia decisiva (sin de hecho caer en el reduccionismo) entender y enfatizar lo que el análisis marxista (comunista científico) pone en claro: esta “búsqueda” toma lugar por medio de ciertas relaciones sociales —y en la sociedad de clases, por medio de ciertas relaciones de clases— que modelan y determinan fundamentalmente la naturaleza de esos “intereses individuales” y los medios para buscarlos. Así que donde quiera y al grado en que un proletario y un burgués, o alguien de las capas medias (pequeña burguesía), esté buscando sus propios intereses individuales, lo hacen dentro un marco que les asigna (o les ha asignado) posiciones muy diferentes —de modo que la definición de lo que esos intereses son y los medios para buscarlos son muy diferentes entre uno u otro caso. Esto es un aspecto fundamental que de nuevo se oculta, se tergiversa o se ignora en el rumbo cotidiano de los sucesos de una sociedad como ésta— así como por medio de la propaganda de sus representantes y apologistas.

Este aspecto que he estado enfatizando —sobre cómo la búsqueda de intereses individuales toma lugar por medio de ciertas relaciones sociales y en la sociedad de clases por medio de ciertas relaciones de clase, y cómo todo esto modela en gran parte hasta el carácter y el contenido de los intereses de la gente y los medios de buscarlos— es muy importante en relación a la discusión en “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”, parte 1, sobre “Los crímenes de este sistema — y las racionalizaciones de estos crímenes” (bajo el subtítulo “La experiencia histórica y la nueva síntesis”)2 , donde habla de cómo los apologistas, los filósofos burgueses, etc., ponen tanto énfasis en los individuos y en los “derechos individuales” mientras que de hecho, bajo la dominación de la burguesía y el imperialismo, mediante la operación cotidiana del proceso de acumulación, además del funcionamiento del aparato del estado y la superestructura en general, todo esto mete a literalmente miles de millones de personas, entre ellas cientos de millones de niños, en una situación donde su individualidad y los derechos individuales no cuentan para nada y están sofocados.

Este análisis, el conocimiento de este aspecto esencial del capitalismo (y esto aplicaría a otras sociedades gobernadas por clases explotadoras, pero aquí hablo específicamente del capitalismo y sus relaciones sociales y de producción específicas), de que la búsqueda de intereses individuales toma lugar por medio de ciertas relaciones sociales y de clases que modelan y fundamentalmente determinan la naturaleza de esos intereses individuales y los medios de buscarlos es una refutación directa de Adam Smith —de la tesis básica de Adam Smith de que de algún modo mediante el proceso de los individuos de buscar sus intereses individuales, se logrará el bien común de toda la sociedad (siempre y cuando existan ciertas restricciones con respecto a esto). No obstante, la verdad es que no solamente no se está buscando el bien común de toda la sociedad en la sociedad capitalista, sino que el resultado tampoco es el bien común de la sociedad — precisamente a causa del papel histórico del proceso de acumulación capitalista y las relaciones sociales y de clases mediante las que esto toma lugar. Al contrario, lo que se logra, el resultado y las consecuencias, es que se benefician y se promueven los intereses de la clase dominante — aun cuando esto toma lugar mediante un proceso que abarca lucha aguda entre los capitalistas gobernantes mismos, más directamente en términos de la rivalidad económica como en términos de concepciones diferentes de los intereses generales y los objetivos estratégicos de la clase dominante.

Esta realidad básica también es, otra vez, una refutación de Immanuel Kant — y específicamente es una refutación de su intento de convertir en un principio universal (o en un imperativo moral categórico) el que a nadie nunca se le deba tratar como un medio para lograr un fin sino solamente como un fin en sí. Si se entiende el contenido básico de lo que cité de America in Decline y el fenómeno básico que trata —la separación, de hecho la separación violenta, de los productores de los medios de producción y todo que proviene de eso—, se puede ver que en una sociedad capitalista en particular y en una sociedad dividida en clases en general, es imposible llevar a cabo esta máxima (o este intento de establecer un principio universal o imperativo moral categórico) de Kant en tal sociedad. Pero es imposible llevar a cabo eso debido a la operación del proceso de acumulación capitalista — y, junto con ese, la operación del estado y la superestructura en conjunto en la sociedad capitalista y en todas las sociedades dominadas por clases explotadoras. De hecho, como he discutido previamente (por ejemplo, en “Puntos sobre el socialismo y el comunismo”3 ), en la sociedad comunista todavía habrá ciertas relaciones sociales y de producción, aunque no tendrán el carácter de relaciones de clase, ni hablar de antagonismos de clase. Todavía existirá la contradicción entre la base económica y la superestructura, además de entre las fuerzas y las relaciones de producción (y la interpenetración y la interacción entre estas dos contradicciones), sin importar las formas específicas que asuman en un momento dado en la sociedad comunista. En la sociedad comunista, esto afectará la dimensión por medio de la que los individuos buscan (además de la manera en que perciben) sus propios deseos y necesidades —la sociedad más amplia (y las contradicciones que definen esa sociedad en un sentido general, tal como se menciona aquí, en “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad” y en otras obras) todavía modelará todo eso. De nuevo, se trata del principio básico de que no se obtiene la libertad ignorando la necesidad ni intentando eludir la necesidad sino reconociendo y transformando la necesidad y que este proceso toma lugar en cualquier sociedad, inclusive en una sociedad socialista y, sí, aun en la sociedad comunista en cualquier etapa — por medio de ciertas relaciones sociales (y en el contexto de ciertas contradicciones delimitantes e impulsoras) que en lo fundamental son independientes de la voluntad de los individuos y que de hecho tienen una influencia decisiva con respecto a la voluntad de los individuos.

Cómo enfrentar correctamente ese fenómeno —hoy en la lucha por una sociedad nueva y luego una vez tomado y consolidado el poder y establecido el socialismo en un sentido básico, en la transición hacia el comunismo— cómo responder correctamente de acuerdo con esta realidad y sobre la base de reconocer esta realidad, de modo que se maneje del mejor modo posible la relación entre los individuos y las clases en el contexto y en el marco de avanzar a la abolición de clases (pero no a la abolición de todas las relaciones sociales o restricciones sociales): esta es una cuestión muy importante a que tendremos que volver repetidamente —y cuanto más profundicemos nuestro entendimiento y cimientos materialistas al respecto, más podremos desenmascarar no solamente las fuerzas principales y el funcionamiento del capitalismo y sacar a la luz de un modo convincente por qué tenemos que abolir el sistema capitalista y forjar una nueva sociedad socialista (y, a la larga, comunista) y mejor podremos manejar la lucha general hacia esa meta, por ejemplo, una vez que se haya establecido de hecho la dictadura del proletariado —el poder estatal revolucionario que representa los intereses del proletariado en el sentido más amplio— y la vanguardia comunista tenga la responsabilidad de dirigir la nueva sociedad.

Un análisis materialista dialéctico, no mecánico, de los individuos
y las clases

Con respecto a la relación entre los individuos y las clases, es muy importante que profundicemos y apliquemos —y que sigamos profundizando más y aplicando mejor— un punto de vista materialista y dialéctico (en contraposición a uno mecánico) a todo esto, que tome en cuenta correctamente y trate los aspectos contradictorios que encierra todo esto. La polémica contra K. Venu trata la relación entre los individuos y las clases mediante la refutación de la manera tergiversada en que Venu utiliza una declaración de Marx y Engels en La ideología alemana; Venu la utilizó para socavar el análisis de clases científico y marxista y promover la democracia burguesa y el individualismo burgués. El mismo K. Venu hizo todo encomio, supongo que se podría decir (un himno general de alabanza), a la manera en que la sociedad burguesa promueve la individualidad de un modo que no se había logrado ni fue posible nunca antes en ninguna sociedad (o al menos no en una sociedad de clases). Cabe repasar esta discusión acerca de los individuos y las clases en la polémica contra K. Venu4 .

Esta refutación de K. Venu es muy correcta y muy importante, pero de otro lado, es importante no adoptar en los hechos un enfoque reduccionista a esta cuestión — tratar la existencia como parte de una clase de un modo que se ajustaría más (al grado que se ajustara de hecho) a un análisis de una sociedad feudal (o esclavista), donde los individuos cuentan con una movilidad social extremamente limitada y de una manera que tiende a negar la particularidad del capitalismo, además de la individualidad, señalando de manera unilateral lo que es de hecho lo principal (el hecho que en la sociedad de clases los individuos existen como parte de clases sociales). No debemos caerse en el eclecticismo — debemos reconocer lo que es lo principal, que es el hecho de que los individuos son parte de clases en la sociedad de clases y que en gran medida esta situación modela y determina aun cómo perciben y intentan llevar a cabo o buscar sus intereses individuales. Pero al reconocer lo principal, no debemos negar el aspecto secundario. Debemos reconocer firmemente la división de la sociedad en clases y el papel decisivo general que tiene eso en términos de la vida de los individuos, pero por eso y sobre esa base no debemos negar el papel de los individuos ni de la individualidad — lo que, como se sabe, ha sido una tendencia histórica en nuestro movimiento (y en la experiencia de la sociedad socialista).

Desde luego, tal enfoque reduccionista también puede acompañar lo de reificar el proletariado: negar la individualidad y a la vez (irónicamente) decir que los intereses del proletariado como clase son los mismos que los de los proletarios individuales — quienes como individuos, se debe recordar, pueden dejar de ser proletarios y pasar a formar parte de otra clase o capa y quienes de todos modos, como individuos, no encarnan los intereses del proletariado como clase. Lo decisivo, desde un punto de vista materialista y dialéctico, es la posición y el papel del proletariado en el sentido más amplio como una clase y como una fuerza motriz para resolver la contradicción fundamental del capitalismo —la existente entre la producción socializada y la apropiación privada— y avanzar al comunismo.

De nuevo es importante tener muy en claro la realidad que se ha señalado anteriormente (por ejemplo, en “El fin de una etapa — el comienzo de una nueva etapa”5 ) de que la posición del proletariado, como clase, no es solamente la de una “categoría” absoluta, no diferenciada y no cambiante bajo el capitalismo, sino tampoco lo es bajo el socialismo. De hecho, bajo el socialismo la posición del proletariado es cualitativamente diferente a la que tiene bajo el capitalismo — y esta diferencia se acentúa cada vez más a medida que se avance por medio del socialismo hacia el comunismo. Esto se divide en dos en algunos sentidos significativos — y en ciertos aspectos, agudos. En “El fin de una etapa — el comienzo de una nueva etapa”, señalé: Bajo el capitalismo el proletariado es la clase explotada y eso está fuertemente relacionado con su papel revolucionario (no es simplemente que sufre explotación, porque existen otras clases explotadas que no juegan el mismo papel respecto a la resolución de la contradicción fundamental del capitalismo, pero la condición explotada del proletariado, después de todo, efectivamente está fuertemente relacionada con su papel revolucionario); pero bajo el socialismo cada vez más el proletariado deja de ser una clase explotada si bien hay contradicción y movimiento — y en términos fundamentales no es una clase explotada, aunque hay vestigios de explotación en las relaciones sociales y de producción que quedan en la sociedad socialista.

¿Ejerce eso un efecto sobre la sociedad socialista? Sí. Nuestro movimiento no le ha prestado suficiente atención, históricamente y hoy, a esta cuestión. (Esto está relacionado con lo que trataré en otra parte de esta charla acerca de la separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral y la relación dialéctica —o sea, contradictoria— entre las fuerzas motrices para la revolución, por un lado, y, por otro, las fuerzas críticas a favor de la transformación socialista una vez que se haya entrado a la etapa socialista, después de tomar y consolidar el poder estatal revolucionario — o sea, la dictadura del proletariado, de una forma o otra.)

A diferencia de reificar el proletariado (y de los puntos de vista y enfoques relacionados), ¿de qué se trata en última instancia? Aquí no me puedo resistir la tentación de contar una historia que me gusta contar, que trata los partidos de fútbol americano los lunes por la noche en los años 1970 cuando empezaron a transmitirlos por primera vez y en que salió el trío de comentaristas: Don Meredith, Howard Cosell y Frank Gifford. Frank Gifford era el comentarista en jefe tipo “jugada por jugada” y llevaba un intercambio de comentarios con Howard Cosell con su estilo inimitable y Don Meredith (o “Dandi Don” o “Danderú,” tal como le gustaba llamarlo a Howard). Pues bien, en un momento en una jugada en uno de estos partidos de lunes por la noche (no recuerdo cuál) un equipo lanzó un pase y un zaguero defensivo del otro equipo interceptó el pase, y Howard Cosell observó: “Miren a ese veterano astuto y furtivo, que se esconde detrás del zaguero y luego sale al quite para interceptar el pase”. Don Meredith, quien tenía el papel de tonto (el representante de las masas no iniciadas), dijo: “¿El qué, Howard, el qué?” “El veterano astuto y furtivo”, repitió Cosell. Don Meredith le respondió: “¿A quién te estás dirigiendo exactamente, Howard? ¿A solo unas cuantas personas o a todo el mundo allá?” Y Howard Cosell contestó con un remate muy bueno: “¡Lo importante, Danderú, es educar a las masas!” Bueno, lo importante para nosotros no es simplemente educar a las masas —aunque en parte lo es, además de aprender de ellas— pero lo mucho más profundo es llegar al comunismo con la abolición de las clases, las relaciones de producción en que se basan y todo lo relacionado con eso —todas las relaciones explotadoras y opresivas y las costumbres, tradiciones y modos de pensar correspondientes con que durante miles de años la gran mayoría de la humanidad ha estado encadenada— y de los que por fin es posible emancipar plenamente.

 

1. Raymond Lotta con Frank Shannon, America in Decline, An Analysis of the Developments Toward War and Revolution, in the U.S. and Worldwide, in the 1980s, tomo 1 (Chicago: Banner Press, 1984). [regresa]

2. “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”, partes 1 y 2, está en línea en revcom.us y está a la venta en el folleto de Revolución titulado Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, 1º de mayo de 2008 (Chicago: RCP Publications). [regresa]

3. Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad salió por entregas en Revolución Nos.37, 39-43, del 5 de marzo al 16 de abril de 2006; está en línea en revcom.us. [regresa]

4. Esta polémica, titulada “Democracia: Más que nunca podemos y debemos lograr algo mejor”, salió en la revista Un Mundo Que Ganar No. 1992/17. Pasajes importantes de esta polémica se hallan en revcom.us. [regresa]

5. “El fin de una etapa — el comienzo de una nueva etapa”, de Bob Avakian, salió en la revista Revolución, No. 60, otoño de 1990 (Chicago: RCP Publications). [regresa]